La
meditación es una de las raras ocasiones en que no estamos haciendo nada. En
caso contrario, siempre y en toda circunstancia estamos haciendo algo, siempre
y en todo momento estamos pensando en algo, siempre y en toda circunstancia
estamos ocupados. Nos perdemos en millones de obsesiones y fijaciones. Mas al
pensar, al no hacer nada, se ponen de manifiesto todas y cada una estas
fijaciones. Los principiantes pueden sentir un poco de temor con esto, mas poco
a poco se ganará la confianza interna, y estas fijaciones de manera automática
disminuirán. Los textos tradicionales de instrucciones sobre la meditación
dicen que nuestras obsesiones se desharán por sí solas igual que una víbora se
desenrolla por sí misma.
Por
otro lado creo que no se puede comprender a una persona desde una sola
perspectiva, sino más bien desde su conjunto y también interrelación. Comprende
lo biológico, lo espiritual, lo intelectual, lo ya vivido, lo que todavía no ha
sido, su espacio geográfico, sus vínculos, lo sensorial, lo climático, lo
hereditario, lo adquirido, lo olvidado, lo físico, lo emocional, etc., etc.,
etc..
Los
pensamientos vienen y entonces debes de regresar a la respiración. Interpretar
esto de forma a utomática como que "hay que parar los pensamientos",
esto no es lo que deseo comentar. No estoy diciendo que usted debe dejar de
meditar. Todo lo que estoy diciendo es, concentrarse en la respiración. Cuando
los pensamientos vienen, no hay que detenerlos, no aumentarlos, no alentarlos,
no desalentarlos.
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